Ayer,
poco después del mediodía,
un tornado cruzó por un sector
de Sierras Bayas, abatió árboles,
voló techos y causó
incalculables destrozos en algunos
de los domicilios que más sufrieron
el ímpetu del temporal. En
general, el barrio Pueblo Nuevo fue
el epicentro de los daños,
pero se registraron también
importantes problemas en viviendas
y galpones linderos a la calle Manuel
Smirnoff, al este de Roca, y también
detrás de la Escuela Media
N° 2.
Tras
la tormenta -que impulsó vientos
enfurecidos de más de cien
kilómetros por hora y que sólo
duró cinco minutos, a los sumo-,
el panorama que pudieron observar
las personas que de inmediato se volcaron
a prestar ayuda a sus vecinos más
perjudicados, fue realmente desolador.
Cables de energía eléctrica
de media y alta tensión fueron
virtualmente cortados por las chapas
que volaron a gran altura, testimonio
de lo cual dan las imágenes,
que mostraron restos de techos enroscados
en lo alto de los postes de hormigón
que transportan la corriente aludida.
La
Escuela N° 77 fue una de las edificaciones
más castigadas, con la voladura
íntegra de techos de algunos
de los salones, que terminó
favoreciendo el ingreso de gran cantidad
de agua que destruyó en apenas
unos instantes el trabajo de muchos
meses de alumnos y docentes. Pero
de inmediato también se hizo
presente la solidaridad comunitaria
y decenas de padres de alumnos, docentes,
directivos y gente del barrio se acercó
para ayudar con el desagote del lugar.
Algo similar ocurrió en la
decena de casas que sufrieron la rotura
o directamente la desaparición
de sus techos. Allí se congregaron
amigos, vecinos y familiares a colaborar,
incluso hubo casos de familias que
debieron trasladarse a otra vivienda,
ante la imposibilidad de solucionar
en pocas horas el daño sufrido.
Debieron cargar en un camión
sus enseres, muebles y pertenencias
y movilizarse a otro sitio, cedido
generosamente por algún familiar.
El
personal de bomberos del destacamento
N° 2 de la localidad también
se puso en alerta en el primer minuto
de la tormenta y sus componentes,
reforzados con personal de otros destacamentos
y de la central en Olavarría,
estuvieron recorriendo la zona afectada,
prestando la ayuda necesaria y esencialmente
cortando restos de plantas a fuerza
de motosierra porque resultaban peligrosas,
por su proximidad con líneas
eléctricas. También
la policía, personal de la
Delegación Municipal y del
Hospital "Enfermero Arturo Iglesias",
con ambulancias y médicos,
se ocuparon de paliar las situaciones
más comprometidas. Según
informó la doctora Mirta Murillo,
titular del nosocomio local, en el
lugar se atendieron "tres o cuatro
casos solamente", uno de ellos "por
una crisis nerviosa, otros por escoriaciones,
hubo un contuso "que sufrió
golpes" por la caída de parte
de la mampostería de su casa
"cuándo se acercó a
cerrar una ventana y un árbol
cayó sobre el techo", y finalmente,
los golpes sufridos en su rostro por
Víctor Corridoni. Este último
es el conocido vecino que se ocupa
del reparto de leche. Según
su propio testimonio, "estaba entregando
la leche a una vecina, al fondo de
Pueblo Nuevo, cuándo noté
que el caballo se ponía nervioso,
como presintiendo el temporal". Fue
en ese momento -dijo- que, previendo
la llegada de la lluvia, "me coloqué
el equipo de agua y estaba aún
con la vecina cuando empezaron a volar
las chapas, algo realmente sorprendente
para creer si no se ha visto".
Corridoni
explica que ahí "una chapa
golpeó al caballo en el hocico
y me lo espantó; alcanzo a
subirme al carro para dominar al caballo
con las riendas porque salió
despavorido, cuando el carro sin control
choca contra una camioneta estacionada,
vuelca y se arrastra un trecho, lo
que me produjo un fuerte golpe en
la frente". Por suerte para el popular
"Cholo", el caballo quedó enredado
entre las varas y el apero, "si no
nos hubiera arrastrado a mí
y al carro".
El
caso de Jorge Mustapic también
es emblemático: un gran eucalipto
se desgajó sobre el techo de
la vieja casa de la familia Ginocchio,
donde habita y sede de la Cooperativa
de Criadores de Conejos local. La
vivienda está construida en
piedra caliza totalmente, lo que permitió
que soportara el peso del árbol
y evitó que su morador sufriera
lesiones. No obstante, el techo requerirá
un reparación integral.
Estas
escenas de pánico, desesperación,
ansiedad e impotencia se repitieron
en muchos hogares, que vieron destruidas
sus ilusiones en unos segundos. En
el sector de Pueblo Nuevo más
cercano al barrio Fonavi, se vivieron
momentos de zozobra en una vivienda
que recibió la voladura de
parte del techo y, según relatos,
"la puerta trasera se abrió
y un niño comenzó a
ser atraído por la fuerza del
viento". De todos modos, la intensidad
cedió relativamente rápido
"porque este tipo de tormentas se
trasladan a una velocidad asombrosa"
y entonces el problema mencionado
no pasó a mayores, más
allá del susto y el nerviosismo
del momento.
También
un lavadero de autos, en un amplio
galpón ubicado en Roca y Smirnoff,
se vio afectado por la voladura de
todo el techo y su estructura, mientras
que en el barrio Químico hubo
tejas que tampoco aguantaron la furia
del temporal y varios paredones de
bloques se derrumbaron. Aunque en
toda esta historia, el dolor más
grande fueron los hogares que sufrieron
el embate de la tempestad, esas familias
son la muestra del dolor que en apenas
minutos representa la pérdida
de elementos y bienes. Aunque el consuelo
viene de recordar que las pérdidas
pudieron ser otras, porque los testimonios
que hablan de "cómo volaban
chapas por todos lados" y de los "cables
eléctricos cortados por el
suelo" indican que afortunadamente,
la cantidad de heridos fue mínima
respecto del riesgo corrido por la
población serrana.
Fotos capturadas de la transmision
de Canal Local |