El predio esta cerrado al publico en general, pero cumpliendo algunos tramites logramos acceder.

Hay que recorrer algunos kilómetros saliendo de sierras y bordear el Cerro Largo, para llegar hasta la entrada. Una vez dentro, el camino es cuesta arriba, aunque no muy pronunciada, hasta llegar a la casa. Un paso de piedra nos permite el acceso y aquí estamos.
 

..Silencio y el murmullo de los pájaros. No corre agua entre las piedras y los pozos están secos, pero ahogados de botellas de plástico vacías, latas, desperdicios... Las habitaciones están casi vacías. Algún armario, alguna silla.. las ventanas sólo huecos que conservan sus rejas.

Y afuera de la casa... espacio. Gran sensación de libertad natural que contrasta con las reducidas dimensiones de la casa y con el recuerdo de lo que fue esta edificación en una época no tan lejana.

Árboles de variados tipos que nos remiten a fines de siglo 19, cuando ni se imaginaba el fin que tendría este predio en épocas futuras, una familia de inmigrantes, los Pelloni, deciden establecerse en el lugar e instalar un vivero. Sólo tres cosas quedan de esa decisión en el lugar: el recuerdo, los árboles y la casa blanca con su escudo en la parte mas alta de la construcción. Detengamonos en ese detalle: un escudo? De que? Por que?
 

Si bien los años hicieron su paciente trabajo y el material con el que fue moldeado no pudo resistir mucho, podemos distinguir una cruz en su centro. Esa misma cruz llevaba el escudo italiano en los tiempos en que esta familia se instala en la zona. y vemos que no es la única semejanza: las ramas que bordean el escudo que a simple vista nos parecen laureles, son en realidad dos ramas de especies distintas. Se trata de una rama de olivo y una de roble.
 

 
El olivo como alegoría y el roble representando la fuerza. Esos detalles también lucia el escudo de italia en esas épocas y aun los luce hoy día, aunque ya no es una cruz su centro sino una estrella de 5 puntas.

Lo raro es que a este escudo el falta la corona. Por lo que nos lleva a pensar que podría haber sido el escudo de alguna región o provincia, o comuna italiana, de donde eran originarios los Peloni, pero el dato no es seguro. Lo que si podemos afirmar es que guarda una gran similitud al escudo italiano de aquella época.

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Dada la época del año, con el invierno comenzando a pasearse por estas latitudes, el piso estaba tapizado de hojas de roble y los olivos también estaban presentes en el predio. Junto a otras especies no tan conocidas e incluso algunos frutales.

El sol de a ratos se colaba entre las ramas y hojas y nos traía su calor. Las voces sonaban por momentos cercanas, por momentos mas lejanas y se confundían con los sonidos naturales, pero siempre intentando describirnos como podían lo que vivieron, vieron, sintieron, sufrieron en ese lugar. Y realmente allí uno no puede dejar de sentir el alto contraste entre la belleza natural y el horror que puede llegar a producir el hombre contra sus pares.

La casa y sus alrededores, con toda su carga emocional y su historia trágica, pero con tanta vida rodeándolo, este lugar bien podría convertirse en un "vivero de la memoria", donde podamos reflexionar acerca de lo que nos pasó, podamos recordarlo, podamos explicarlo a quienes no lo vivieron y podamos darle la oportunidad a cada árbol del predio de ser voz de vida y depositario de la esperanza de un "nunca mas".