Julio Fitte nació en 1895 en Argentina. Su
padre era francés. A los 29 años,
el día 19 de agosto de 1924, se casó
con Emma Dalla Valle, quien era hija de italianos.
El matrimonio vivió en un campo de Sierras
Bayas que estaba limitado por lo que hoy seria el
camino a San Miguel (hasta la primera curva), y
la réplica de la casita de matilde Catriel.
Tuvieron 5 hijos: Roberto, Víctor, Julio,
Elsa y Delia Fitte. Delia recuerda: "nacimos
todos en el campo, y mamá fue asistida por
Doña Carmela Langiano, la comadrona"
Elsa
y Delia recuerdan su infancia con emoción
y aunque reconocen que la vida en esa época
era difícil "nunca nos faltó
nada" pues sus padres se empeñaban en
ello.
Su padre, Julio, era carnicero. Empezó trabajando
en el año 1923 con su hermano y al irse éste
a Olavarría, él quedó al frente
del negocio.
"La
hacienda la traían al campo, se mataba en
la carnicería y luego se la trozaba (las
tareas empezaban a las 3 de la mañana). Luego
se la colocaba en el carro que del lado de adentro
tenía unos ganchos para este fin y partía
hacia el pueblo. El carro era tirado por un solo
caballo".
Como
nota que pinta al pueblo en esa época, recuerdan
que su padre tomaba los pedidos con un dia de anticipación.
Al dia siguiente, tranquilamente entraba a la casa
del cliente porque las puertas se dejaban abiertas)
y dejaba la carne sobre la misma mesa mientras la
señora de la casa dormía. Eran tiempos
de confianza total.
Como
se conservaba la carne? Tenían fiambreras
que colgaban a la sombra, y mas tarde Heladeras
que eran en realidad cajas con una barra de hielo
dentro y una bandeja inferior donde se recolectaba
el agua y que debia ser vaciada periódicamente
para evitar derrames.
Estuvo
al frente de la carnicería hasta los años
40. Falleció muy joven, a los 56 años.
Delia
y Elsa recuerdan que era común que la carnicería
fuera visitada por "linyeras" que pedían
carne, y su mamá siempre los atendía
amigablemente y nunca tuvo problemas. "Ellos
agradecian y se iban"
También
recuerdan que como Matilde Catriel vivía
cerca, se visitaban mutuamente, aunque ni ellas
ni nadie pudieron nunca entrar a la pieza de su
casa. La recuerdan con cariño, con sus incontables
perros y su forma particular de sentarse (con las
piernas cruzadas). Recuerdan que ella cosía
para afuera y que tomaba las medidas de una forma
particular: con símbolos, que de mas está
decir nunca entendieron... pero la ropa caía
bien...
Las
fotos fueron proporcionadas por Delia y Elsa.
Nota:
M. Poggi. 12/12/01 |