El
Provincial: pinceladas olavarrienses
El Ferrocarril Provincial, fue obra del entonces
gobernador de la provincia de Buenos Aires, Don
Valentín Vergara. Testigos de aquella época
aseguran que los primeros materiales para dicho
emprendimiento llegaron en febrero del año
1929.
Desde
1883 nuestra ciudad contaba con otro servicio de
ferroviario: el del Sud. Con un signo distintivo
respecto a otras localidades, el pueblo había
nacido a la vera del arroyo Tapalqué. La
llegada de este medio de comunicación, en
dos versiones y servicios abarcativos de nuevas
uniones, ayudaron grandemente a mejorar la calidad
de vida.
Los
olavarrienses podían llegar a nuevos mercados,
a comunicarse e intercambiar productos, vínculos,
con más pueblos de la "Cuenca del Salado",
pudiendo además arribar a Avellaneda, pasando
por La Plata. El Provincial fue creciendo desde
su inauguración, ayudando grandemente a que
su entorno fuera poblándose de voluntades
dispuestas a radicarse en el paraje, con lo que
fue conformándose una nueva barriada.
Para
medir cuantitativamente "lo que movía"
el Provincial en cargas, las estadísticas
revelan que además de los productos tradicionales:
lanas, cueros, cebo, cereales, cemento, hierros
forjados, piedras, cal, adoquines, harina, afrecho
y afrechillo, más de 27000 piezas de ganado
vacuno, 65000 de lanares y 2000 animales varios.
Se despachaban 127445 kg. de encomiendas y para
los distintos puntos de la línea se expendían
4428 pasajes, cifra significativa si tenemos en
cuenta que el total de habitantes de nuestra comunidad
apenas llegaba a los 30000.
El
Provincial y su gente formaban una gran familia.
Desde el entonces jefe de la estación Don
Santiago Andradas, hasta el "negro chico"
personaje humilde, se miraban con sus vecinos como
hermanos, como útiles servidores de la comunidad.
El que llegaba a integrarse a ella se convertía
en un soldado de la amistad y del progreso.
En
los boliches, el personal de los galpones, "los
bolseros", muchos de los eternos locos celestiales,
"el Zorro Leal", "Cantona" y
"El Doctor" Desiderio Spínola,
disfrutaban de los goces de la amistad entre charlas,
tragos y alguna partida de truco o mus cabrero.
El "embarcadero", aportaban con "reseros
ocasionales", junto a otros permanentes como
los Bustos, la nobleza de la gente del campo, de
aquellos criollos que muchas veces hacían
realidad las intenciones que encierra la palabra
"gauchada".
Las
familias se convertían en un punto de unión,
deber, creencia. Eran la hospitalidad el presente
y apoyo firme, abierto y sincero para la mañana,
unidas sus individualidades, - los Spínolas,
Cervino, Boccagni, Inaudi, Martínez, Merlos
- hacían la "gran familia". La
familia del Provincial incorporó a su quehacer
las motivaciones de un club. Una entidad fundada
y empujada por integrantes de las familias ya mencionadas.
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