El caso generó un sinnúmero de conjeturas, a juzgar por las características del ovni que fueron descriptas por los testigos del avistaje, y si bien se mantuvo en secreto durante más de treinta días, finalmente salió a la luz y fue confirmado por los propios vecinos que vivieron la experiencia. Entre los testigos se encuentra Julio Feola, un comerciante del rubro taller de chapa y pintura que recibió a EL POPULAR en su lugar de trabajo en el Barrio Villa Arrieta, para explicar lo que vio: "El martes 10 de agosto, cerca de la una de la tarde, íbamos caminando con mi esposa por el camino que desemboca en las canchas de tenis de San Martín cuando nos llamó la atención algo que brillaba en el cielo, por el oeste, sobre la fábrica de cemento. El objeto venía bajando, oscilaba en el aire continuamente, con lo que lanzaba reflejos y no hacía ningún ruido ni largaba humo, pero se acercaba al lugar donde estábamos. Pasó sobre los pinos y se acercó al suelo, sin tocarlo, permaneciendo detenido en el aire a unos cincuenta centímetros del pasto". Feola (Foto) recordó que "con mi esposa nos asustamos un poco y no sabíamos si salir corriendo o quedarnos o si iba a atacarnos, porque no teníamos idea de qué cosa era". Precisamente su esposa, Juana San Martín, relató que "lo vimos ahí nomás", realizando un elocuente gesto con la mano para graficar la distancia. El artefacto volador "tenía unos 70 centímetros de ancho por otros 70 de alto, pero no era cuadrado, sino que al medio era redondo y hacía arriba se angostaba con dos especies de protuberancias en la parte superior. Debajo de la línea media bajaba la forma, como una media esfera, con una especie de caño lateral que parecía un escape o un lente". "No largaba humo, sin ruido, sin zumbidos, no levantaba polvo y solamente se agitaba en forma pendular leve, oscilando. La superficie era lisa, color gris mercurio brillante, sin ventanas ni aberturas de ningún tipo, ni ruedas ni patas", describió Feola. El matrimonio explicó que "luego el aparato levantó vuelo, pasó sobre los cables y volvió a bajar en la calle Nobel, también hasta cerca del suelo". Ahí fue donde lo vieron otras tres testigos. Luego de unos minutos, "se elevó y se fue en dirección a Colonia San Miguel, pero volando a poca velocidad y haciendo maniobras circulares, lo que nos permitió no perderlo de vista", aclaró el comerciante. "Al principio no queríamos contar nada, pero cuando supimos que gente de otros sectores del pueblo habían visto también el aparato y que además nos brindaron su apoyo en cuanto a remarcar la veracidad de lo vivido, nos alentó a contarlo y así fue trasmitiéndose entre la gente", reveló Feola. Junto con su esposa, el comerciante señaló que mientras el aparato aún se mantenía en lo alto se cruzaron con dos mujeres que no conoce y que también vieron el ovni. "Una de ellas se acercó días después a mi casa para apoyar lo que yo decía", indicó Feola, señalando a otros testigos que participaron del avistaje. Una de las personas que también observó el extraño aparato fue Titina Grazani, quien estaba junto con el matrimonio durante el segundo descenso: "Justo salía de casa porque escuché ladrar el perro, cuando vi el aparato sobre el aire, muy cerca de mi casa". En un primer momento la mujer se asustó y pensó en volver a su casa, "pero la curiosidad por saber de qué se trataba me hizo reaccionar, me apoyé en la camioneta de mi vecino y seguí espiando el aparato hasta que se fue hacia el campo en dirección noreste". Cuando el ovni se alejaba, un matrimonio que reside en la zona rural observó también su paso, al igual que dos mujeres que venían de dejar a sus hijos en la escuela y lo vieron sobrevolar sus viviendas, ubicadas frente a la plaza de Villa Arrieta. En ese punto el objeto volador descendió en un campo, siempre sin tocar el suelo, de acuerdo con el relato de los testigos, y "esquivando la línea de alta tensión, pasó por debajo de los cables" y se dirigió hacia el lugar donde se ubicaba la estancia Arrieta. Allí volvió a bajar a nivel del suelo, sin posarse, "para perderse finalmente en el cielo". El contacto visual se extendió por un lapso aproximado de una hora. Otro testigo fue Domingo Pesclevi, quien reside en el barrio San Martín: "Ese día estaba paseando al perro por las vías cuando me llamó la atención el brillo de algo que se levantaba entre los pinos, hacia lo alto" (fue luego del primer descenso observado por Feola) y "junto con un vecino que pasaba por ahí -de apellido Gelmi- lo vimos elevarse y desplazarse". Pesclevi aclaró que "aunque yo lo vi de lejos, puedo decir que el aparato oscilaba, se movía levemente con el fondo del cielo y lanzaba destellos brillosos". Cuando ya el avistaje había concluido, su esposa admitiría que observó el artefacto desconocido en el aire.
Interrogantes
El avistaje de un objeto volador no identificado en Sierras Bayas generó una catarata de teorías, todas plagadas de interrogantes sin respuestas. Partiendo del supuesto de que el aparato pudiera ser guiado a control remoto, ya que por las medidas descriptas por los testigos resultaría imposible que hubiera un conductor dentro del artefacto volador, el operador necesitaría hallarse a una distancia prudente, sorteando los obstáculos naturales que el propio objeto superó durante el vuelo aproximado de una hora. Pero ninguno de los testigos pudo advertir la presencia de alguna persona en las inmediaciones. Otro punto que generó debate fue la maniobrabilidad que demostró el artefacto, volando con naturalidad, sin ruido de motores, con una fuente de energía que le permitió ascender a grandes alturas con buena aceleración, sin quemar combustible ni mostrar el uso de impulsores conocidos que alcancen esa potencia necesaria para anular la fuerza de la gravedad. El espectro de interrogantes ha llevado a los habitantes de Sierras Bayas a plantear todo tipo de conjeturas, llevando al artefacto avistado al plano invariable de objeto volador no identificado. |
