Amigos unidos por el éter
Carlos Sottile , para El Popular
En el techo de su casa de la calle Ceferino Namuncurá, en el barrio Villa Arrieta de Sierras Bayas, se encrespa hacia el cielo una antena con riendas de alambre, que muchos vecinos se preguntarán para qué sirve. El estoico adminículo es la clásica antena receptora - transmisora de los radioaficionados. Ricardo Aníbal Viti (40) es en la actualidad el único cultor en la localidad de la red de personas interconectadas a través del éter, con licencia habilitante (LW 2 DSR) otorgada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones para el uso de una banda de frecuencia. Casado con María de Lourdes Dos Santos, que también tiene su licencia (LU6 DSL), conforman la familia con cuatro hijos: Vanesa, Mónica, Martín y la pequeña Ianina, de sólo un año y que es la mimada de la casa.
Ricardo es nativo de nuestra localidad, aunque por cuestiones de trabajo residió en otras ciudades antes de volver. Hizo sus primeras letras en la Escuela N° 14 y prosiguió en el Instituto Privado (egresó como Perito Mercantil) y además ostenta el título de "Técnico Superior en Administración de Empresas", logrado en el Instituto Adolfo Alsina de Olavarría en el año 1985. Pero la novedad es que Ricardo no tiene estudios técnicos de ningún tipo, es el típico autodidacta que construyó poco a poco su propio equipo. Usando la revista "Lupín" -conserva celosamente la colección- como "enciclopedia de electrónica", este aficionado radiólogo explica que "la pasión por algo te lleva a ir rescatando conocimientos de todos lados y luego sólo hay que aplicarlos". Por eso, de adolescente realizó un curso por correo sobre electrónica y compartió conocimientos y afición con su amigo de la infancia Alfredo Molina.
Recuerda que "Lupín" traía una sección destinada a armar aparatos y para muchos pibes de esos años "servía para experimentar y como entretenimiento", recordando que "en Buenos Aires conocí a los editores de Lupín y me contaron que hay seguidores de la revista que empezaron realizando las sencillas experiencias y que hoy trabajan en la NASA". Ricardo es empleado administrativo en OSDE, lo que le insume varias horas por día. Pero igual se hace tiempo para su hobby.
Es hijo de Edelina Graziano y de Benjamín Viti -fallecido- "que fue el primer Delegado Municipal de Sierras Bayas y que cuando yo tenía 14 años me daba el gusto de llevarme al Radio Club de Olavarría -en la calle Ituzaingó casi Ruta 226- para que viera cómo funcionaban los equipos, pero mi pasión viene de antes. Era algo latente porque ya en la primaria me gustaba armar aparatitos simples con luces que funcionaban a pilas. Ya de más grande me puse a 'intentar' arreglar radios, práctica que me sirvió como experiencia para lo que hago ahora, aunque cuesta avanzar en esta temática porque es muy complicado asimilar los conocimientos", razona.
Ricardo se casó en 1989 y se radicó en las afueras de Buenos Aires por cuestiones de trabajo, lo que le permitió realizar un curso más avanzado de operador en el Radio Club de Quilmes. Viti es un radioaficionado "de los de antes", que con gran esfuerzo arman sus equipos y buscan conectarse. "Me gusta coleccionar radios antiguas" y también con aparatos viejos "hice todo mi equipamiento", bien casero. También construyó una radio a 'galena' (no tiene amplificador ni fuente de energía y capta las distintas emisoras directamente del aire, por lo que hay que escucharla 'sin parlantes', con un audífono o auricular en el oído", detalla "aunque ahora para comunicarse existe en el mercado tecnología de avanzada. En un sólo aparato de pequeñas dimensiones tenés todas las bandas de transmisión, pero son caros, más desde que cambió la paridad", por lo que Ricardo tiene en su taller "un rejunte de aparatos transformados que me permiten hablar con mis amigos del aire". Esta es la manera en que funcionan la mayoría de los radioaficionados, "a pulmón", intercambiando circuitos o planos de equipos entre ellos. También explica que la CNC otorga a los radioaficionados "un espacio en la banda -la de 80 metros- para que probemos los aparatos que construimos" sin interferir en las telecomunicaciones.
Si bien la cantidad de servicios "solidarios" de los radiaficionados ha mermado respecto del siglo anterior, debido a la aparición de los sistemas modernos como el celular o Internet, aún así su función es sumamente apreciada y utilizada. "A veces se solicitan medicamentos o se buscan personas a través nuestro" cuenta Viti, "pero ya no es una tarea tan necesaria como era antes, es especial en lugares lejanos o con poca población" -explica- "ahora tenemos una relación de comunicación más bien social y que nos permite conocernos. Tengo amigos por todos lados, que los conocí a través de las comunicaciones y entonces nos hablamos todos los días -generalmente a la noche porque el sol hace mucha interferencia- y lo hacemos tipo 'conferencia' y todos hablamos con todos". Lo más importante es que se visitan cuando pueden y así "nos conocemos personalmente y también vas conociendo la geografía de tu país, que de otra manera no sería posible". Y lleva el libro de guardia al lado de la radio, donde se anotan una por una las comunicaciones, la fecha, el nombre y licencia de la persona con la que se conectó.
Ricardo se especializó, siempre como autodidacta, en astronomía "domiciliaria". Para eso construyó -en 1986- con tubos y espejos un telescopio casero que le permitió espiar los planetas y las constelaciones de este lado del mundo. Para ampliar conocimientos concurrió con su hija Vanesa al curso de astronomía dictado en La Máxima por la entidad que agrupa a los aficionados a observar el cielo de Olavarría. Además practicó aeromodelismo, le gusta caminar por los senderos serranos, es hincha de San Lorenzo y amante del TC.
Haciendo un balance de sus logros muestra un horno de barro artesanal ubicado en el patio de su casa. También un invernadero donde mantiene los almácigos de la quinta que lleva adelante junto con María de Lourdes, a la vez que crían "cinco perros, tres gatos y varias gallinas". Todos ingredientes de las cosas simples que conducen a la felicidad. Una felicidad en la que los hijos son el pilar fundamental y que sustentan los días de este radioaficionado que junto con su esposa, esparcen mensajes por el mundo para cosecharlos en forma de amigos.
