El barco que los trajo hizo algunas paradas antes de llegar a Buenos Aires. La hermana se baja en Brasil y un primo se baja en Montevideo. El sigue hasta Buenos Aires y rumbea hacia La Pampa. Vivió en Villa Iris y trabajó en la cantera de Granito de Lopez Lecube. Allí se formó un pequeño campamento. Luego vinieron a la Providencia y mas tarde en Cerro Sotuyo. Trabajó en la cantera "La Elisa". Vuelve al poco tiempo a buscar a su familia que aun estaba en Portugal.
Junto a su esposa vienen sus cuatro hijos nacidos en Portugal: Manuel, Gerónimo, José y Maria.
Aqui tienen mas hijos: El primero en nacer en suelo argentino fue Francisco Fonseca, el padre de Anibal. Luego vinieron Augusto, Antonio (Toto), Alfredo y Margarita.
En total el matrimonio tuvo 9 hijos.
Se establecen en Cerro Sotuyo, donde nos cuenta Anibal que vivieron por espacio de 46 años allí.
Francisco Fonseca tiene dos hijos : Anibal (que nos cuenta esta historia) y Delia.
Anibal Fonseca se casó con Blanca Restaneo y tuvieron dos hijos: Gladis y Pablo Fonseca, quienes a su vez le dieron tres nietos: Karina, Adrian y Agustina.
Delia tuvo tres hijos: Gustavo, Mariel y Gabriel
Gustavo tiene un hijo llamado Bruno, Mariel tiene un hijo llamado Lucio y Gabriel tiene un hijo llamado Joaquín, por lo que se suman tres nietos mas.
Compartimos las palabras de Anibal tal como el las ha expresado, como testimonio de aquella historia que protagonizó su abuelo, quien, al venia a la argentina, dio origen a una gran familia que vivió en nuestra zona y que aun algunos de los descendientes viven aqui, en el pueblo.
La compartimos. Si vos sos descendiente de esta familia, mandanos tus datos para que podamos completar el árbol de descendientes de Antonio Fonseca.
En Busqueda del destino
Por Anibal I. Fonseca
Antonio Fonseca llegó lleno de ilusión decidido a trabajar aquí en este bendito país que ya había elegido cuando ascendió al barco de inmigrantes que salió de Portugal y en el cual venían también un primo suyo y Francisco Goncálves y una hermana llamada Blizanda. Como es de imaginar, el viaje distaba mucho de ser placentero; por el contrario la travesía fue muy accidentada con altas olas, horribles tormentas que bamboleaban, sacudían el barco. lo inclinaban, con el lógico terror de la tripulación.
Era una verdadera lucha, la gente muchos descompuestos, vómitos en cubierta. Solo en los días en que el mar estaba calmo, la gente se tranquilizaba, reía y bailaba. La mayoría de la tripulación era portuguesa y española. Antonio trabajaba en Portugal de constructor de viviendas y también había sido picapedrero, pensaba en su familia y en su esposa Delfina y sus cuatro hijos que allá quedaron despidiendo quizá para siempre o por mucho tiempo, pues su idea consistía en preparar el terreno y después de haberse instalado y con trabajo, volver a buscarlos y traerlos a la Argentina.
Un día llegó el barco al puerto de Buenos aires. Después de tomar los datos a cada uno de los pasajeros en Oficinas de Inmigración, los hospedaron allí y al día siguiente, los distintos grupos fueron diseminados a lo largo y a lo ancho de nuestra Argentina. antonio y su grupo fue destinado a la Provincia de Buenos Aires, Antonio llegó y se afincó en Villa Iris, limite de Buenos Aires y la Provincia de La Pampa. Enseguida consiguió ubicarse en un campamento a pocos quilómetros de Villa Iris: Una cantera, donde comenzó a trabajar de picapedrero. Al poco tiempo comenzó a construir su vivienda cerca de la empresa que se llamaba Lopez-Lecube. A los seis meses volvió a Portugal. Regresó luego a la Argentina, ya con su esposa Delfina e hijos Manuel, Gerónimo, José y Maria.
Después de vivir allí durante aproximadamente dos años, surgió una propuesta laboral en Loma Negra, en la fabrica de cemento Fortabat en el Partido de Olavarria. La familia se traslado al lugar en el cual estuvieron poco tiempo debido a una des inteligencia entre Antonio y el dueño de la fabrica. Entonces se trasladaron a La Elisa, un campamento, y trabajaba en las canteras de La providencia. Allí vivían familias, las cuales eran muy unidas. Algunos integrantes de esas familias en la actualidad viven en Sierras Bayas. Retomando el relato, vivieron diez años en la Elisa. Luego tomaron rumbo a "Cerro Sotuyo" trabajando siempre en canteras, fueron cuidadores de una casa granja, perteneciente a Roque Conforti. Pero esa no era la real ubicación. Después de tres años, Antonio concretó con una ALemán llamado José Ruppel, el alquiler de tres hectáreas de campo. En ese lugar y siempre trabajando de picapedrero en la cantera, construyó conjuntamente con sus hijos, ya entonces mozos, además de los mas niños, su casa, en la cual vivieron hasta su muerte ocurrida en el año 1956, cuando contaba con 85 años de edad. en el año 1961 murió Delfina, que vivió hasta los 80 años de edad.
Es necesario destacar que tuvieron 9 hijos. Luego de los cuatro que ya mencioné, nacieron en Argentina: Francisco, Augusto, Antonio, Margarita y Alfredo. También debo asegurar que todo lo manifestado está totalmente extraído de los recuerdos que el protagonista contaba en las distintas conversaciones que se desarrollaron a lo largo de mi vida y que siempre mantuve en mi memoria. Ahora plasmo en estas líneas y bajo el sello de un profundo respeto.
Aníbal I. Fonseca
nieto del protagonista e esta historia
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