Recibimos
una colaboracion del Sr Rolando Hess, acerca de los
alemanes del volga. La compartimos y agregamos tres
ciudades mas a nuestra seccion de Ciudades Hermanas:
Dehler, Hölzel y Kamenka
De
estas tres ciudades vinieron mayoritariamente los alemanes
del volga que se asentaron en Las colonias cercanas
a nuestra localidad
ALEMANES DEL VOLGA
Recopilación:Rolando
Serafín Hess. (Nieto de alemanes del Volga).
Mayo 2006.
INTRODUCCION
Nuestros
antepasados emigraron de Alemania a Rusia en 1764 y
se establecieron a orillas del Río Volga. En
1877 decidieron volver a emigrar y eligieron como residencia
definitiva países como Estados Unidos, Canadá,
Brasil y Argentina.
Sus
descendientes nos sentimos argentinos y anhelamos construir
un ciudadano que aúne las cualidades más
salientes del germano – iniciativa, fuerza de
voluntad y capacidad de realización-, con la
fogosidad del latino, para obtener un “prototipo
de argentino”, gestor de una Nación desarrollada
y con un porvenir venturoso para el bienestar de la
generación presente y las del futuro.
Este
objetivo constituye nuestro más caro anhelo,
y por ello la actual generación ha mezclado generosamente
su sangre con la latina, no habiendo ya prácticamente
ningún hogar joven en el cual esta afirmación
no sea una realidad; mas no debemos olvidar lo que fuimos
porque también somos conscientes del apotegma
que nos dejara el Presidente Nicolás Avellaneda:
“Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden
la conciencia de sus destinos”
Así,
integradas en un “ser tipo” la Argentina
afrontará confiada su porvenir; pero no nos contentemos
con los laureles conquistados por nuestros antepasados.
La Patria es una vivencia, en donde cada generación
lleva la antorcha de su destino; por ello debemos convencernos
íntimamente que la concreción de ese destino
es la obra nuestra de cada día, en la cual cada
uno debe dar lo mejor de sí, en esfuerzos en
un accionar continuado e inteligente, dentro de la esfera
de sus funciones, para hacer permanentemente a esta
Argentina que soñamos. (extraído de “los
Alemanes del Volga” de Popp y Dening-prólogo-.
La
llegada de inmigrantes europeos en la segunda mitad
del siglo XIX es un fenómeno que ha incidido
hondamente en la vida argentina. Sin lugar a dudas,
ello originó una nueva fisonomía al hombre
argentino, explicación cabal de las diferencias
sociológicas que presenta hoy nuestra patria
con respecto al resto de los países latinoamericanos.
Leoncio
de la Barrera, quien ha visitado los pueblos de los
descendientes del Volga en nuestra Patria dice:”Nuestro
país ha tenido en el desenvolvimiento agrícola
y en la vida moral un valioso aporte de los Alemanes
del Volga. Ellos han demostrado actividad, contracción
y abnegación a sus labores y son de un espíritu
realizador, amalgamando todo ello a un acentuado sentimiento
religioso y plena devoción al hogar, casi como
a un templo; ejemplo de dignidad privada robusteciendo
la dignidad pública. Ellos llegaron a nuestras
playas hospitalarias como éxodos de un gobierno
opresor –zares- en sus lides laborales y aún
en sus creencias religiosas. Pero venían tan
sana y notablemente inspirados que bien podían
haber dicho como presentación: “venimos
de muy lejos, venimos de la adversidad, pero en nuestras
mentes con el ideal del trabajo en la realización
fecunda de la tierra generosa; en nuestros corazones
con la cristiana hermandad y como escudo el anhelo de
nuestros hogares cimentados con la religión católica
“.
IDIONSICRACIA DE LOS ALEMANES DEL VOLGA
“
....nuestros antepasados han sido registrados en nuestra
literatura desde su comienzo, valga, por vía
de prueba, este párrafo tomado de de la obra
de Estanislao Zeballos: “Viaje al país
de los auracanos”...son de raza fuerte y emprendedora,
de carácter fácilmente amoldable a la
nueva vida holgada y culta en que entran bajo excelentes
auspicios”.
Comprobar
el sublime heroísmo de esos hombres del agro
y del trigo , que pueden ostentar títulos muy
hermosos, como son sus numerosos hijos, sus manos callosas
y su corazón henchido de amor a nuestra Patria,
a cuya grandeza han contribuído tan eficazmente.
Forman un pueblo que se caracteriza por su gran espíritu
de trabajo, por su amor al orden y por el más
profundo respeto a las autoridades constituídas.
Su lucha para cooperar en la consolidación de
los grandes destinos del país ha sido constante
y efectiva, siguiendo los dictados de una vocación
noble.”
“Se
distinguen por su carácter firme, por la diligencia
en todas sus cosas y su amor al trabajo” (Matías
Seitz).
SISNTESIS
HISTORICA DE LA COLONIZACION DE LOS ALEMANES DEL VOLGA
Cuando
en 1762 tomó posesión del trono imperial
ruso la zarina Catalina II, era la zona del Volga un
desierto temido por la gente civilizada por hallarse
bajo frecuentes incursiones de tribus salvajes y por
ser región peligrosa poblada por toda clase de
animales dañinos, agresivos y venenosos, como
leones, osos, víboras, etc, que como es lógico
pensar creaban una continua zozobra para aquellos que
debían poblar el lugar.
La
zarina Catalina II emitió una proclama ofreciendo
los terrenos del país para inmigrantes, principalmente
procedentes de Alemania. Habiendo poca aceptación
en su primera proclama, dio inmediatamente otro manifiesto
con la misma finalidad el 22 de julio de 1763 ofreciendo
completa libertad y plenos derechos lo cual significaba
que los futuros pobladores podían garantizar
la conservación de su religión, de su
idioma, tener sus escuelas propias, ejercer sin control
del estado su propia administración de las colonias,
sus sociedades, su justicia, etc., con el derecho también
de vivir siempre agrupados en colonias, para una mejor
defensa.
Aparte
de las ventajas señaladas quedaban libres de
la obligación del servicio militar, no solamente
los emigrantes como tales, sino también sus descendientes
por tiempo indeterminado. Notándose en la población
alemana interés por instalarse en el lugar señalado,
en el Volga, fueron enviados emisarios rusos, a fin
de proponer a las familias las ventajas señaladas
y persuadirlas o inducirlas para radicarse en Rusia.
Considerando
todo el proyecto de la zarina, comprendieron los futuros
emigrantes que podrían vivir en un estado completamente
independiente dentro de otro estado: el estado de las
colonias Alemanas dentro del estado Ruso.
CAUSAS
DE LA EMIGRACION ALEMANA
Por
la nefasta guerra que se prolongó por espacio
de 30 años, desde 1618 hasta 1648, y que tuvo
la desastrosa consecuencia de reducir los 25 millones
de habitantes, que entonces poblaban la nación
alemana a la exigua cantidad de 4 millones, quedando
el país en una ruina total. También por
la guerra de los Siete Años, desde 1756 hasta
1763, se había nivelado la población igualando
a todos sus habitantes en una misma y única categoría:
la de la pobreza y la miseria.
La
guerra de los Siete Años fue causal decisiva
en nuestra historia temeraria. Sus consecuencias funestas
quebraron la resistencia física y moral de nuestros
antepasados. Cuando la lucha aún estaba encendida,
ya los nuestros iban dejando su querido suelo y buscaban
la paz en otra región alejada del orbe: casi
toda Europa estaba invadida por la fiebre de la emigración.
No
podía entonces causar extrañeza el éxito
que lograron los agentes del imperio ruso, enviados
para provocar la decisión en muchos alemanes,
a fin de que se trasladaran a aquel país.
LLEGADA
DE LOS ALEMANES AL VOLGA
Así,
desde 1764 a 1767, un numeroso contingente de alemanes
decidió fijar su residencia en territorio ruso
con la segura esperanza, dadas las promesas formuladas,
de poder disfrutar de una vida más tranquila
y más cómoda. Por lo tanto, desde distintos
puntos se iniciaron movimientos de traslado, predominando
los habitantes del Rhin, Baviera, Baden, Schwaben, etc,
quienes a través de Lübeck y el famoso corredor
polaco de Danzing hasta San Petersburgo, marcharon a
Rusia para instalarse definitivamente en ambas márgenes
del caudaloso Río Volga.
Algunas
de las familias emigradas hubieron de emplear un año
entero en su viaje desde su salida hasta su llegada,
exponiéndose a numerosos inconvenientes de todo
orden. Es de imaginar las dificultades creadas por la
carencia absoluta de caminos y por ser lugares desiertos.
Según
los datos más ajustados a la realidad, se instalaron
en aquel lugar y cerca de la ciudad de Saratov, que
en aquel entonces contaba con diez mil habitantes. Se
calculan unas ocho mil familias alemanas que sumaban
un contingente de 27000 personas.
De
acuerdo a un sistema que se empleaba en la corte Imperial
Rusa para con todos los extranjeros que se radicaron
en la zona del volga fueron llamados siempre “los
extranjeros alemanes”. Todos los que llegaron
en el primer momento y quienes los siguieron fueron
obligados a labrar la tierra cedida, que se componía
de una extensión de 350 km de largo y 200 km
de ancho, a una y otra orilla del citado río
Volga.
Casi
la mitad de ellos no eran precisamente agricultores;
los había de distintos oficios, artesanos, maetros
e inclusive militares.
El
comienzo fue muy difícil y el inesperado asedio
de las tribus errantes procedentes del lado oriental
fue un capítulo terrible. Apenas transcuridos
cinco años después de cumplidas las radicaciones
originales y desde 1772, los jóvenes agricultores
–ante la escasez de campos- comenzaron con la
expansión de las colonias. Es así que
en el transcurso de 127 años, los hijos y nietos
de los primitivos inmigrantes, lograron agregar otras
91 aldeas más. Al llegar al cambio del siglo,
dicho pueblo germano, independiente y fiel a sus tradiciones,
disponía de 195 aldeas con sus respectivos campos.
Cuando
los alemanes comenzaron con la colonización en
el siglo XVIII, su situación económica
era bastante uniforme: todos eran pobres. Pero después
de un siglo y medio se notaban muchas diferencias en
riqueza. El pueblo sujeto a un injusto sistema periódico
de “redistribución” de las tierras
fiscales, llamado MIR, sufrió sus consecuencias.
Era una experiencia rusa que produjo desaliento e indujo
a la negligencia a muchos de nuestros colonos. Merece
agregarse que uno de los motivos del empobrecimiento
lo constituía la descendencia femenina en un
hogar de colonizadores, ya que el código legal
mencionado, sólo asignaba el derecho de obtener
tierras fiscales a los habitantes masculinos de la aldea.
De esta manera, la familia con muchos hijos varones
y dotadas de ambición, habían logrado
un notable nivel económico.
Las
industrias caseras las constituían los telares,
produciendo telas de algodón y/o lana. Además
se encontraban en funcionamiento talleres que se dedicaban
a fabricar máquinas limpiadora de cereal, de
lana, ruecas, muebles, carros, implementos agrícolas,
fieltro...., y en gran cantidad la fabricación
de calzado y las botas de fieltro, irreemplazables en
los largos meses de nieve.
Pero
una de las industrias básicas de los alemanes
del Volga fue siempre la preferida: la molinera. La
molienda de trigo o sea la producción de harina,
llegó a tal magnitud, que a principios de este
siglo se elevaba a medio millón de toneladas
de cereal (trigo, centeno, etc,),
En
cambio, el aspecto educacional no guardaba relación
con el potencial económico de esos alemanes;
un pueblo dependiente y separado de su Alemania natal,
no lograba obtener los maestros necesarios para dar
a sus hijos una instrucción básica sólida.
Además, al vencer los 100 años de privilegio
real en Rusia, el gobierno exigió el aprendizaje
del idioma ruso, lo cual significó una distorsión
negativa.
El
nivel de la instrucción popular dependía
mucho de la situación económica de la
región, ya que los colonos alemanes debían
sostener sus propias escuelas y academias especializadas.
Para comprender la real situación de los alemanes
que fuerona a colonizar el Volga, después de
permanecer en tierra extraña un siglo y medio,
no debemos olvidar que nuestros antepasados fueron injertados
como hombres libres en una sociedad de “siervos”.
El estado de servidumbre, prevaleció en el imperio
hasta 1863, o sea que se mantenía aún
un siglo después de su llegada. Ello fue muy
negativo para las generaciones germanas nativas en el
Volga, ya que el medio ambiente, en ningún caso
exigía una instrucción mayor: con solo
poseer conocimiento elementales en lectura, escritura
y aritmética, uno llegaba a destacarse y sobresalir
entre los nativos analfabetos.
Este
pueblo desprovisto de recursos a su llegada, había
progresado mucho; tanto es así que por diversas
causas, algunos agricultores acumularon ingentes fortunas
y otros continuaron en las colonias como sirvientes
de éstos. Las diferencias sociales cambiaron
la vida de este pueblo y ya no eran inofensivos colonos,
sino una comunidad económicamente poderosa (Popp-Dening).
MOTIVOS
DE LA EMIGRACION HACIA AMERICA
Mientras
quedaron en pie las concesiones extraordinarias hechas
a los colonos del Volga por Catalina II... “a
cada familia por donación del gobierno se le
otorgaba 30 hectáreas que distribuían
de la siguiente manera: 15 para agricultura, 5 para
quinta, 5 para bosques que debía producir la
leña para la casa, patio y jardín. El
desenvolvimiento de todos aquellos colonos tuvo un desarrollo
laborioso y pacífico, característica por
las cuales se habían hecho acreedores al respeto
del gobierno y de los nativos rusos ortodoxos.
Durante
el siglo de absoluta libertad no hubo asomo de ningún
germen de rebelión contra las autoridades del
país. Pero como los zares que sucedieron en el
trono a la zarina protectora de sus connacionales determinaron
que fuera por 100 años la vigencia de las ventajas
otorgadas, y no por tiempo indeterminado como se estableció
en un principio, empezó a crearse un estado de
malestar general que, como sombría perspectiva,
invadió todos los ánimos.
Ante
la situación que se volvía cada vez más
incierta para el futuro de los colonos, éstos
empezaron a buscar posibles soluciones a problemas tan
serios como el éxodo en masa o la permanencia
con carácter de esclavitud, bajo la autoridad
de un gobierno que de ninguna manera concebían
ellos.
Los
cuatro motivos principales que indujeron a muchos colonos
a dejar las colonias en forma definitiva fueron:
1°.
Servicio militar: al difundirse la noticia de que el
zar Alejandro II dejaba sin efecto la promesa formal
de eximir a los colonos alemanes y a sus descendientes
del servicio militar obligatorio, el impacto fue terrible
(con el sofisma de que para los rusos el concepto de
“tiempos eternos” se limitaba sólo
a “cien años”, los colonos se sintieron
defraudados y nuevamente engañados por los rusos;
tener que abandonar –por primera vez- sus aldeas
para alejarse miles de kilómetros durante 5 ó
7 años que duraba el servicio militar, era algo
inadmisible)
Los
jóvenes dedicados únicamente a la labranza
de las tierras y a sus iglesias, no conocían
otra cosa que su aldea o colonias vecinas. No es de
extrañar, que cuando los primeros reclutas salían
de sus aldeas, las campanas eran echadas a vuelo y la
multitud los acompañaba por un largo trecho con
lágrimas en los ojos.
Todo
un drama, tal vez exagerado, entre los pacíficos
colonos que al partir para el cumplimiento del servicio
militar, se consideraban perdidos. Con ello comenzó
la desconfianza hacia todo aquello que provenía
del gobierno ruso.
2°.
Escasez de campo: tal como está mencionado el
sistema MIR o sea la permanente redistribución
de las tierras por períodos decenales en cada
comunidad (aldea) provocaba una sensible disminución
–por el aumento vegetativo- de asignación
de tierra por habitante masculino; no obstante las dos
ampliaciones otorgadas por la Corona, el crecimiento
de la población fue tan intenso, que en la Bergseite
(ribera derecha del río Volga), en 1798 aún
correspondía a cada habitante un promedio de
16 has, pero en 1869 dicho promedio alcanzaba a 1,6
has por cabeza.
A
partir de 1870 el gobierno ya no cedía campo
en el Volga a los alemanes. Quien necesitaba tierra
para cultivar tenía que buscarla en Siberia en
la Rusia Asiática.
El
gobierno Ruso alarmado por el crecimiento y la expansión
alcanzada por nuestro pueblo, en ningún momento
se opuso a la emigración de sus descendientes.
Incluso les otorgó diez años para salir
libremente del país.
3°.
Política de rusificación: nuestro pueblo
se había mantenido totalmente ajeno al sistema
de la vida y cultura rusa hasta entonces. Quebrada las
promesas de Catalina II en lo relativo al servicio militar
y reducidas las atribuciones administrativas y judiciales
otorgadas a las colonias de los alemanes del Volga,
no cabía duda que se avecinaba lo peor. La poca
autonomía de la cual aún gozaban en sus
aldeas fue completamente abrogada en 1876. Muy pocos
conocían el idioma ruso y los vínculos
con los nativos era casi nulo. Quien pensaba quedarse
debía comenzar de nuevo y someterse a dicho tren
de asimilación a un pueblo que muy poco antes
había salido del estado de servidumbre, con modos
de vida tan distintos. Era suficiente razón para
buscar nuevos horizontes en la emigración.
4°.
Motivos menores: ante un panorama tan incierto y difícil,
se agregaron años de sequía y sin cosechas
y ello aumentó la aflicción y desesperación
de nuestros colonos al máximo. Citemos también
el influjo negativo que siempre tuvo sobre nuestros
antepasados la crudeza del invierno ruso.
Finalmente,
ante ese cúmulo de difilcutades que se interponían
en la vida habitual en Rusia, también surgió
el temor de una eventual restricción a la libertad
de culto, o de conciencia, o la imposición lisa
y llana de la exigencia de adoptar la religión
ortodoxa oficial de Rusia (Popp-Dening).
De
tal manera los colonos perdían la libertad que
les era tan cara y que consistía en profesar
su culto, la propia escuela, idioma y justicia, la exención
de todos los impuestos y el servicio militar.
EL
MOVIMIENTO DE EMIGRACION
La
acumulación de difilcutades que repentinamente
se presentaban ante los pobladores de las colonias del
Volga y frente a la negativa de las autoridades imperiales
en otorgar otra ampliación de tierras, no cabía
otra salida sino buscar nuevos horizontes en otras partes
del mundo. En honor a la verdad la Corona ofrecía
tierras nuevas para cultivar en el Cáucaso y
en los confines de Siberia, pero se necesitaba un temple
de acero para largarse tras esa nueva aventura y muy
pocos tomaron ese camino y buscaron ocupación
en las ciudades. Mas ello no solucionaba el problema
de nuestros colonos (Popp-Dening).
Varios
gobiernos americanos conocedores de tal situación
se interesaron y enviaron sus agentes hasta la misma
Rusia. El gobierno de Estados Unidos, a donde afluía
un núcleo importante de emigrantes europeos impuso
condiciones: para los jóvenes, moralidad, vigor,
salud y cierta cantidad de dólares por cabeza,
para los ancianos, disponer de dólares en cantidad
suficiente para pasar holgadamente la vejez, o si no,
con hijos o parientes que lo garantizaran. A los atacados
por enfermedades contagiosas, contraídas antes
o después de la salida de Rusia, se les prohibía
la entrada al país y debían repatriarse
al país de origen.
El
gobierno de Brasil era menos exigente. Deseoso de poblar
los vastos campos de su entonces colosal Imperio, enviaba
agentes que hacían propaganda para la emigración
a aquel país. Estos agentes eran bien recibidos.
Sus promesas que no eran de desechar y convencieron
a muchos.
Estas
eran: pago de gastos desde la salida de las colonias
hasta arribar a Alemania al puerto de embarque que podía
ser Bremen o Hamburgo; pago del pasaje marítimo
hasta un puerto de Brasil; pago de los gastos hasta
destino; entrega de campos cultivables pagaderos en
cuotas, entrega de implementos agrícolas y de
una suma de dinero equivalente a la mantención
de la familia por dos años. Tales condiciones
favorecieron a muchas familias pobres, que de lo contrario
nunca hubieran podido salir de Rusia. El gobierno argentino
se mostraba menos interesado en aquella emigración
de los alemanes del Volga. Prefería la española
o italiana. No obstante no perdió la ocasión
de buscar una solución al problema.
Expuestos
los motivos de la emigración hacia América
y terminado el plazo de las concesiones favorables,
vigentes hasta ese entonces, los colonos aprovecharon
los diez años siguientes, en que volvieron a
subsistir las condiciones anteriores, para preparar
todas sus cosas y emprender la marcha con rumbo hacia
nuevas tierras de promisión. Como primera medida
en una reunión en que participaron numerosos
colonos, fue designada una comisión de tres personaspara
viajar a Brasil, comprobar personalmente las condiciones
de ese nuevo país.
El
jefe de la comisión a su regreso informó
a sus connacionales:
Brasil
es un país más extenso que Rusia. Tiene
mucho más terreno para ser arado y sembrado,
cuenta con grandes y numerosos ríos, arroyos;
frondosos bosques; se producen lluvias periódicas
y exixte un clima caluroso. En nuestra permanencia en
aquel país nos hemos encontrado con un señor
de apellido Basgall, que hacía varios años
se había radicado en esa zona y que también
había estado en la Argentina. El señor
Basgall en su estada en la Argentina había comprobado
en la provincia de Santa Fe y luego en la provincia
de Entre Ríos, la productividad de sus tierras,
habiendo presenciado las interesantes tareas de la siembra
y cosecha de cereales, especialmente el trigo que es
la especialidad que nuestros colonos aún residentes
en el Volga vienen buscando en tierras sudamericanas.
Como
en la época no existía la facilidad de
la imprenta de nuestros tiempos...el medio de comunicación
era la palabrahablada. Por esa razón en las colonias
más pobladas se reunían grandes contingentes
donde un encargado explicaba los detalles de lo que
pronto se iniciaría o sea una emigración
en masa.
Así
llegó el día que todo estuvo listo para
poner en práctica la resolución decisiva
de marchar. Se dirigieron a la iglesia para confesarse
y al día siguiente se celebró la Misa
Solemne (El Amt) que fue cantada por los presentes y
tenía por fin implorar la protección de
Dios para el viaje. Cuando el sacerdote pronunció
la palabra adiós, todos los ojos se humedecieron
por la emoción de la separación. Terminada
la misa se reunieron todos frente al templo donde el
sacristán organista y el Vorsteher (jefe de la
comunidad) presentaron al coro que desde las gradas
de la iglesia entonó en nombre de la comunidad
la canción de despedida que entre otros conceptos
decía:
“Ha
llegado la hora de la partida
Emigráis
a América con mujer e hijos
No
nos olvidéis.
Por
última vez
Ven
dadnos la mano
Porque
no nos veremos más (Seitz).
Todos,
seguidamente recibían una bendición personal
y el coro de la iglesia entonaba las canciones tan caras
al corazón de los emigrantes. Ya los esperaban
los carruajes con los caballos atados que los conducirían
a Saratov. Previamente y en doloroso silencio, fue tomado
el desayuno –el último en el Volga-, siguiendo
luego las despedidas de familiares y vecinos en sollozos
y llantos. Pasaron por el camino del cementerio y luego
llegaron a la Cruz Mayor que señalaba la entrada
a la aldea donde la columna de carros se detuvo para
persignarse reverentemente ante la misma, en un postrer
adiós..
Los
Protestantes, cumplían actos similares que diferían
en la forma pero tenían el mismo sentido; las
numerosas comunidades de hermanos evangélicos
disponían reuniones especiales –días
antes de la partida-, para animar y fortalecer la fe
de los que emigraban.
Una
de las costumbres de nuestro pueblo fue la de pedir
la bendición del padre antes de partir, acto
lleno de emoción del cual tomaban parte todos
los vecinos. Muchos de los que partían eran personas
mayores con padres ya ancianos, quienes les imponían
temblorosas sus manos con toda ternura y por última
vez.
Ya
un tiempo antes todos los emigrantes solicitaban su
pasaporte familiar, que estaba gravado con una tasa
de doce rublos.
Quienes
optaban por salir se dirigían en primer término
a Saratov, ubicada en la ribera derecha del Volga, el
cual debía ser cruzado previamente por los de
la Wiesenseite (terreno llano) situada en su margen
izquierda. En la estación de Saratov tomaban
el tren para dirigirse hacia el puerto de Bremen o Hamburgo
por vía Wershbolovo-Eydkuhnen- Berlín.
El hecho de tener que cruzar el río Volga ya
significaba para muchos un hecho único en la
vida.
Cada
vez que concluían con éxito un viaje parcial
se reunían para agradecer a Dios la protección
dispensada. Desde Saratov se sucedían diariamente
experiencias llenas de nuevas sensaciones.....muy pocos
conocían un tren y el gobierno ruso puso a disposición
uno especial.
Finalmente
después de siete días de viaje en tren
llegaron a la patria de sus antepasado: Alemania.
Reinaba
gran expectativa entre los viajeros al llegar al país
en donde todos serían como ellos.....reinaba
una indescriptible alegría y los músicos
extraían sus acordeones para ejecutar las mejores
melodías alemanas (Popp-Dening). Hubieran deseado
contemplar muchas cosas de Alemania, tan caras a su
corazón por la sangre que corría por sus
venas, pero el tiempo los apremiaba y el barco ya los
esperaba en el puerto.
El
millar de pasajeros que habían salido del Volga
pensaba radicarse en Brasil. En la población
de Eydkuhnen tuvieron una información contraria,
que si bien no les hizo cambiar de opinión, les
introdujo alguna duda. Una vez llegados al puerto de
Bremen diversas asociaciones alemanas se hicieron cargo
de su alojamiento y mantención y mientras tanto
recogían informes sobre el Brasil y muchas veces
informes de que ese país no tenía tierras
aptas para el cultivo de trigo. Cundía la incertidumbre
pero el conductor Däning los conformó al
proponerles que en caso de que el Brasil no fuera un
país con tierras y clima apros para sembrar trigo,
proseguirían hasta la Argentina. Eran épocas
en que ambos países se disputaban el ingreso
de colonizadores europeos a sus respectivos territorios.
Todavía
quedan muchos puntos oscuros en la historia de este
pueblo de peregrinos: pero lo importante es su presencia
real y efectiva en el país desde enero de 1878,
cuando inician su constante y proficua labor en pro
de la Nueva Patria: Argentina.
SITUACION
DE LA ARGENTINA EN LA EPOCA DE LA INMIGRACION ALEMANA
Al
llegar al país los alemanes del Volga , era presidente
Nicolás Avellaneda (1874-1880).
•
Marco Social: el país apenas sobrepasaba los
dos millones de habitantes, de los cuales la mayoría
eran analfabetos. Un par de años antes de la
llegada se establece la Comisión Nacional de
Educación, se crea el Coservatorio de Música
de Buenos Aires y nace el Círculo Médico
Argentino. En 1878 se producen las primeras huelgas
obreras . En el mismo año el país celebra
el centenario del nacimiento del general San Martín,
mientras las mujeres porteñas exhiben su belleza
y gracia que promueven elogiosos comentarios en el exterior.
•
Marco político y cultural: en 1876 los malones
significan aún un serio problema para el gobierno
siendo batidos 6300 salvajes cerca del fuerte San Martín.
Los indígenas estaban bajo el mando de Namuncurá,
Pincén y Mariano Rosas. A pesar de las derrotas
representan una gran amenaza para la extensión
de la civilización en el centro y sur de la provincia
de Buenos Aires.
El
partido Autonomista fundado por Adolfo Alsina, adquiere
cada día más importancia con su tendencia
popular y que pocos años después desemboca,
dirigido por Aristóbulo Del Valle y Leandro N.
Alem, en la Unión Cívica Radical.
En
1877 muere en Inglaterra Juan M. De Rosas y el gobierno
bonaerense prohibe las honras fúnebres.
Se
nombra la Comisión Popular para repatriar los
restos del general San Martín.
Se
crea en 1878 la gobernación de Río Negro
y el presidente Avellaneda confía el Ministerio
de Guerra y Marina al general Julio A. Roca, el cual
con 6000 hombres liquida en 90 días el problema
del indio en el sur en el año 1879. Fueron épocas
difíciles para una República que recién
se ordenaba políticamente.
•
Marco económico: el presidente, doctor Nicolás
Avellaneda, había dispuesto medidas acertadas
propiciando la colonización de las pampas vírgenes
con agricultores europeos, aunque la región que
circundaba a Buenos Aires hasta una profundidad de 200
km ya estaba ocupada por grandes terratenientes latifundistas
cuyos antepasados se habían beneficiado con la
famosa ley de Enfiteusis Rivadavia.
La
ley 817 del 19 de octubre de 1876, llamada de Inmigración
y Colonización, fue uno de los pilares económicos
que permitió proyectar la industrialización
del país por el acopio de divisas que generó.
El
5 de octubre de 1874 la Argentina había quedado
conectado por cable transoceánico con Europa
y en el mismo año se exportó por primera
vez carne congelada.
En
1875 el Congreso Nacional ordenó establecer dos
cecas (casas de acuñar moneda).
Recién
en los años de llegada de los alemanes del Volga,
la Argentina comenzaba a satisfacer sus propias necesidades
en lo relativo a producción agrícola.
Debemos tener en cuenta que durante la presidencia del
Dr. Avellaneda todavía la producción ganadera
representaba el 93 % y la agrícola el 2,3% del
total de las exportaciones. La conquista del desierto
significó una ampliación de infraestructura
para la economía básica.
Eran
tiempos en que la Argentina se desprendía de
la herencia colonial para transformarse en potencia
productora y luego industrial. La economía nacional
comenzaba a incorporar la tecnología europea
y nuestro pueblo contribuyó en gran medida a
ello. Así como había transformado la estepa
del Volga en el granero de Rusia, se esperaba de él
el mismo milagro en las pampas argentinas (Popp-dening).
LA
COLONIZACION EN LA ARGENTINA
Estando
instalados en Brasil, reconocieron que tanto la tierra
como el clima, no eran aptos para el cultivo de cereales,
con especialidad el trigo.
Un
alemán del Volga, de apellido Basgall, que había
visitado la Argentina anteriormente, aseguró
que éste era el único país de Sudamérica
que llenaba la finalidad de la agricultura y ganadería.
Entonces la comunidad alemana residente en el país
del café designó una comisión formal
para que oficialmente y en su representación,
viajara a la Argentina, a los efectos de comprobar aquella
realidad.
La
misión fue coronada por el más franco
de los éxitos debido a la incomparable buena
disposición del gobierno argentino. Se tradujo
al alemán un proyecto de colonización
ya anteriormente confeccionado y lo entregó a
la citada comisión. El proyecto constaba de 16
artículos, en el que se ofrecían grandes
ventajas a los colonos.
Los
colonos aclararon, en su nombre y en el de la comunidad
que los había enviado, que viéndose en
la obligación de abandonar la nación donde
habían nacido resolvieron ir al Brasil donde
a esta altura de los tiempos ya se hallaban de 700 a
800 personas, o sea unas doscientas familias, debiendo
llegar próximamente las que aún permanecían
en la región del Volga. “Pero dado el clima
y otros factores de aquel país, hemos decidido
radicarnos en la Argentina, porque aún no estamos
ligados por contrato definitivo al gobierno del Brasil.
Nos mueve a realizar la gestión de establecernos
en este país las múltiples ponderaciones
que se nos han hecho sobre las ventajas innegables de
esta república sobre el imperio lusitano, pero
las finalidades que perseguimos es dedicarnos en gran
escala a las tareas agropecuarias, principalmente para
el cultivo del trigo”.
FORMALIZACION
DEL CONTRATO
El
Comisario General de Inmigración, reunido con
la comisión enviada, formalizó el contrato
definitivo con los Alemanes del Volga, el cual consta
de 16 artículos en los cuales se contemplan las
múltiples ventajas de que gozarían los
colonos una vez instalados en el país, pudiendo
participar de todos los derechos de los habitantes de
la Nación, siempre que se sujetaran al espíritu
de la ley.
Las
ventajas son de orden espiritual, por medio del ejercicio
de su religión, con culto libre; de orden cultural,
por medio de la enseñanza en las escuela que
el gobierno pondrá a su disposición; de
orden económico, por medio de la cesión
de tierras que deberán cultivar.
En
un principio el gobierno facilitó los medios
necesarios para la iniciación de la colonización.
Este
contrato fue firmado en la ciudad de Buenos Aires el
3 de septiembre de 1877.
INTERVIENE
EL PODER EJECUTIVO
Buenos
Aires, 19 de septiembre de 1877.
“El
Poder Ejecutivo de la Nación se dirige al Cogreso
Nacional para manifestar:
“En
el Ministerio respectivo se registra una solicitud de
una comisión representativa de 200 familias llegadas
desde las orillas del Volga, con el próposito
de ubicarse en Sudamérica, encontrándose
provisoriamente en Brasil. En la aludida solicitud se
ruega al gobierno argentino quiera tener a bien permitir
la emigración de esas familias y otras muchas
y darles la ayuda indispensable para poder consagrarse
a las tareas de la agricultura en la seguridad que sabrán
cumplir con las cláusulas que se establezcan,
lo cual sin duda será un gran beneficio para
la Nación garantizando que en un futuro muy próximo
les seguirán otras familias, las que esperan
tener la seguridad de ser recibidas en la República
Argentina.
El
Poder Ejecutivo, por economía, proyectaba transferir
para una ocasión más oportuna las tratativas.
Pero dado el interés que ha despertado la propuesta,
que representa una ventaja nacional, ha decidido abocarse
a un maduro examen del caso para presentarlo como un
proyecto de gran importancia, requiriendo la sanción
legal correspondiente.
La
razón verdadera que movió al gobierno
a un cambio de opinión es que se trataba de un
aumento considerable de población que a nuestra
colonización podría darle un impulso vigoroso.
Dado el carácter serio de la raza germana, se
puede abrigar plena esperanza de que los inmigrantes
del Volga llenarán cumplidamente el cometido
que se propone en este país (Seitz).
EN
ARGENTINA
El
primer grupo de los que se hallaban en el Brasil arribó
a Buenos Aires el 24 de diciembre de 1877 y pocos días
más tarde se dirigió a Hinojo, partido
de Olavarría, para instalarse en terrenos de
colonización nacional. Trece días más
tarde llegó otro grupo que venía directamente
del Volga, sin hacer escala en ningún otro país,
y que, tras pasar una breve temporada en Buenos Aires
para ultimar detalles, se radicó en la provincia
de Entre Ríos.
COLONIA
MADRE: COLONIA HINOJO
Hinojo,
situada en el centro de la provincia de Buenos Aires,
es la colonia madre de los inmigrantes de habla alemana
en la Argentina. El viaje lo realizaron en tren hasta
Azul (punta riel, en 1878).los restantes 35 km, en carros.
La fecha fundacional es el 5 de enero de 1878. Fueron
provistos de tierras y semillas, a condición
de pagarlas más tarde. Desplegaron una actividad
tan intensa en sus labores que ya al año siguiente
fueron despachados por el gobierno los primeros títulos
de propiedad. En poco tiempo alcanzaron un relativo
bienestar, pudiendo edificar su iglesia y escuela parroquial.Cuando
las familias fundadoras llegaron a Hinojo se encontraron
con casillas ya instaladas. Por suerte era verano. El
gobierno les cedió para roturar las tierras tres
caballos y un arado. Ya estaba efectuada la división
de las chacras. Recibían un número de
chacras de acuerdo a la cantidad de hijos varones.Se
abocaron de inmediato a construir sus propias casas
en reemplazo de las casillas. El pequeño grupo
de ocho familias que fundaron a Hinojo, mantuvieron
asidua correspondencia con paisanos del Brasil y Rusia,
para invitarlos a trasladarse a la Argentina. De ello
nació una corriente inmigratoria, que primero
fundó la colonia Nievas en 1879 en las cercanías
de Hinojo y tres años más tarde la colonia
San Miguel, también a pocos km de la de Hinojo.
El primer sacerdote que atendió la vida espiritual
fue el jesuita padre Auweiler. Luego el arzobispo de
Buenos Aires nombró cura párroco al saacerdote
Luis Servett, que residía en Colonia Hinojo y
visitaba periódicamente las Colonias San Miguel
y Nievas. Al fallecer el padre Servett, los sacerdotes
del Verbo Divino se hicieron cargo de la dirección
religiosa, que hoy siguen ejerciendo.
De
estas tres aldeas salieron contingentes para fundar
más al sur las tres colonias de Coronel Suárez
y de ahí continuaron fundando colonias en la
Pampa..
Dicen
Popp y Denig: “dejamos abierto un camino, nos
contentamos de ir acumulando con trabajo duro y sin
desmayos una obra positiva en bien del país.
Por experiencia sabemos que la Patria somos nosotros
mismo, todos los argentinos...y que sólo se realiza
cuando todos ponemos el hombro día a día.
“venciste
en la titánica pelea,
la
tierra te entregó doradas mieses
y
el cielo te inundó con sus delicias
sobre
el sudado par de tus arneses.
Pobre
de bienes, de esperanzas rico
Llegaste
como humilde peregrino
Repletas
de ilusiones las alforjas
Las
duras manos, cuna de un destino
(extraído
de “Hombres rubios en el surco”).
COSTUMBRES,
TRADICIONES GERMANAS Y EXPRESIONES CULTURALES EN LAS
COLONIAS.
No
todos habían sido agricultores. En el grupo habían
de diferentes profesiones liberales, maestros, e inclusive
militares. Mas, en Rusia, todos fueron obligados a ejercer
la agricultura.
La
conservación del idioma vernáculo y de
las tradiciones por espacio de dos siglos, ha motivado
serios estudios etnólogicos y antropológicos.
La permanencia en Rusia –casi incomunicados con
Alemania y en colonias cerradas de un mismo credo- también
tuvo gran influencia en la formación de este
pueblo.
Si
bien entre los descendientes de Alemanes del Volga se
utilizan los antiguos dialectos para entenderse en la
calle y en la intimidad de sus hogares, también
entienden correctamente el alemán literario o
académico.
Mientras
el gobierno ruso no impuso su idioma nacional en la
enseñanza, los colonos alemanes no le prestaron
atención ni lograron aprender el mínimo
necesario para mantener una sencilla conversación.
Sus dialectos fueron mantenidos tan puros como los llevaron
de Alemania.
Los
alemanes, arrancados del centro de la civilización
fueron marginados en los confines de la barbarie. Por
ende tuvieron que crear su propia escuela filosófica.
Cada
colonia tenía su escuela propia, el maestro era
a su vez el sacristán de la Iglesia. Los cantos
sagrados eran melodías alemanas muy antiguas
que se fueron transmitiendo de generación en
generación. Los hombres y jóvenes formaban
coros y ejecutaban cantos de 3 y 4 voces sin haber estudiado
música. El canto fue siempre, entre aquellas
familias, uno de los factores principales que mantuvo
la firme cohesión de las mismas. Hoy todavía
se entonan en los hogares de esa descendencia, durante
sus reuniones, los mismos cantos que los alemanes llevaron
desde el Rhin al Volga y trajeron luego del Volga a
la Argentina. Esas canciones traducen triunfos y derrotas,
alegrías y pesares, son como una descripción
de la propia vida, que a través de las generaciones
van adaptando su significado a las realidades que ocurren
y que tienen relación con el aspecto ético
de la persona.
En
el Volga al principio la vida espiritual fue atendida
por franciscanos y capuchinos, luego dominicos, jesuitas
y más tarde sacerdotes diocesanos de Polonia,
que injustamente habian sido confinados en Siberia por
los zares y luego liberados. Dada la circunstancia apuntada,
fue fundado el Seminario de Saratov, que pronto se llenó
de jóvenes estudiantes seminaristas de familias
alemanas. De esta manera tuvieron su clero propio, al
que le dieron gran importancia, por su espíritu
profundamente religioso.
Era
un verdadero espíritu de comunidad el que animaba
y unía a los colonos del Volga. No se aceptaba
el individualismo, que divide y separa a las personas,
sino ese espíritu comunitario que tiene la saludable
virtud de provocar la unión de las voluntades.
En mérito a ello, antes de emprender la marcha
hacia su nuevo destino, decidieron de común acuerdo
tres resoluciones a las que daban casi la fuerza de
un juramento: 1.- conservar siempre la religión,
2.- conservar el idioma original, 3.- conservar el sistema
de vivir en colonias, para la mutua defensa y recíproca
ayuda. Los descendientes de aquellos bravos antepasados
han cumplido fielmente su palabra, cuya evidencia no
se puede olvidar. Siguen siendo religiosos, que conocen
su religión porque los padres se han encargado
de inculcársela de viva voz, confirmándola
con el ejemplo.(Seitz).
De
la madre patria habían traído el sistema
familiar del Patriarcado: es decir el reinado del padre
más anciano en una familia.
Los
hijos contraían matrimonio y no se alejaban del
solar paterno. Por ello, el grupo familiar constituído
, quedaba bajo la égida del más anciano,
fuera abuelo o bisabuelo. Las resoluciones intrascendentes
las tomaba el padre, pero las decisiones importantes
incumbían al jefe. Los jóvenes casados
sólo lograban su emancipación de la familia
cuando por escasez de campo, se radicaban en nuevas
fundaciones de colonias.
La
inclinación hacia el matrimonio y la familia
numerosa se explicaban fácilmente y por razones
muy plausibles:a) la soledad en tierra extraña
y la obediencia a las enseñanzas religiosas.
b) el sistema MIR de redistribución cada diez
años de las tierras comunales de acuerdo al número
de varones de cada familia.c) por dignidad y estimación
propias (Popp-Dening)
Cuando
estaba en vista algún noviazgo, y como se conocían
todos, ya se hacían cálculos de cuando
sería la boda, y con tiempo la gente se preparaba
para ello. Se elegía para ese menester un cuerpo
de “invitantes”, quienes responsables de
su misión y dignidad, se ponían su traje
dominguero e iniciaban de dos en dos la recorrida de
la aldea. Ninguna casa quedaba olvidada. Ambos eran
portadores de sendos bastones de cerezos, y al trasponer
el umbral de una casa, y después del saludo cristiano,
recitaban a viva voz la invitación. Y ya sentados,
el padre de familia sacaba una botella de buen licor
mientras la madre buscaba en el fondo de su artístico
arcón, dos hermosas cintas de seda de colores
distintos y las ataba al cabezal de los bastones.
Entonces
se repetía de casa en casa y muy pronto los bastones
se convertían en un verdadero arco iris de colores,
y al final los “invitantes” terminaban por
renunciar a su misión por incapacidad física
debido a los numerosos brindis.
Las
parejas se formaban por inclinación natural en
la mayoría de los casos, pero también
habían matrimonios concertados entre padres,
costumbre que hace mucho tiempo se dejó de usar,
salvo excepciones como en las casas reales.
Cuando
ya existía un entendimiento sentimental entre
los dos jóvenes desde la escuela, en reuniones
de la iglesia, el padre del novio encargaba al “gestor
matrimonial” interceder ante la otra familia para
obtener la “mano” de su hija. El gestor
visitaba la casa de la novia y en nombre del muchacho
y de los padres solicitaba la mano. Una vez aceptada
la solicitud, los padres y el novio visitaban la casa
y concertaban la fecha del casamiento.
El
sistema patriarcal imperante entre los alemanes del
Volga, hacía que los recién casados se
incorporaran al clan familiar del esposo.
El
día antes de la boda pasaba por las casas un
carro cargando sillas, bancos, y otros objetos en préstamo
para la fiesta de casamiento. Esa noche, previa a la
ceremonia, se celebraba la Polterabend (noche ruidosa),
en que se hacía gala de todo el bullicio posible,
y que equivaldría a la despedida de soltero de
hoy.
.
Llegada la hora de la ceremonia religiosa, se ponían
en marcha dos cortejos muy numerosos: uno venía
de la casa de la novia y otro de la casa del novio para
encontrarse en el templo para celebrar la misa de esponsales.
La
fiesta de bodas solían durar hasta ocho días,
según las posibilidades económicas de
los contrayentes. Los bailes con la novia se compraban
y era una especie de regalo, ya que los regalos del
tipo moderno no se usaban. La última noche se
celebraba la fiesta del zapato, que era para la juventud.
Se le quitaba el zapato a la novia y luego se procedía
a “rematarlo”.
Las
prácticas religiosas en las colonias se cumplían
íntegra y estrictamente.
El
concepto aldea era para los alemanes un pueblo, casi
una ciudad . En la colonización del Volga, su
importancia revestía un carácter aún
mayor. Era común encontrar aldeas de diez mil
habitantes. Cada una tenía su vida propia, se
autoabastecía. Tenían un modo tradicional
de vida e incluso su acento idiomático característico.
Eran en realidad comunidades cerradas, que semejaban
verdaderas fortalezas.
Allí
los niños crecían al cuidadado de la madre.
Desde sus primeros años debían realizar
pequeños menesteres en el hogar y al llegar a
los diez años los varones comenzaban a ayudar
en el cultivo del campo, cuidado de los animales.
El
patriarcado que cultivaban estaba cimentado en una profunda
moral y gran respeto. Siempre la persona de más
edad tenía derecho sobre las menores. La experiencia
de la vida y los conocimientos adquiridos por el estudio
eran siempre admirados y respetados.
Siempre
se utilizaba el “usted” en el tratamiento,
aún con los padres. El tú y vos era para
con los hermanos, primos y personal de servicio, siempre
que fuesen de menor edad.
Las
inmoralidades, las separaciones conyugales, el adulterio
y otros vicios mayores no eran admitidos, hasta tal
punto, que el aldeano que incurría en semejantes
deslices en lo moral, era rechazado por todos y debía
alejarse de la colonia.
El
curanderismo estaba bastante difundido por falta de
médicos. En todas las aldeas existía alguien
a quien se le atribuían poderes especiales para
curar enfermedades y dolencias.
Tanto
en los evangélicos como en los católicos,
en los domingos y festividades de sus iglesias, toda
la comunidad acudía al templo para participar
de sus respectivos cultos. No sólo se cumplían
las prescripciones religiosas en esos días, sino
en la vida cotidiana, la invocación a Dios se
repetía con frecuencia.
Finalmente
nos queda el aspecto festivo. Hasta no hace muchos años
no celebraban sus cumpleaños, ni tampoco el día
de la madre ni del padre. Pero “tiran la casa
por la ventana” en bodas matrimoniales de algún
miembro de la familia, teniendo el casamiento el máximo
rango de manifestaciones de alegría y abundancia
en comidas, bebidas, música y baile (especialmente
los evangélicos). En las aldeas católicas
tiene gran significación las fiestas de Navidad,
Año Nuevo y Reyes. También tenía
gran significación las celebraciones de las Fiestas
Patronales.
Si
bien nuestro pueblo hasta mediados de 1950 fue cerrado
y exclusivista en sus celebraciones y costumbres, hoy
ya abrió sus puertas a todas las razas, pero
siempre con la precaución necesaria.(Popp y Dening).
Rolando
Serafín Hess. Balcarce 2677-Olavarría.
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Mayo 2006