Nadie puede hoy saber con exactitud cuál
habrá sido el destino de los papeles,
teniendo en cuenta la encrucijada de fuego
político en que por estos días
se encuentra el gobernador, Felipe Solá.
Y tal vez alguno hasta lo pueda usar como
excusa. Pero lo cierto es que hace escasamente
menos de un mes, a su despacho llegó
una misiva proveniente de San Juan de
Puerto Rico y firmada por Abel Vale relacionada
con esta zona. Allí, y en nombre
de la comunidad espeleológica latinoamericana,
planteó con mucho detalle y preocupación
"la posibilidad de que en breve tiempo
desaparezcan las cavernas de la localidad
de Sierras Bayas - Olavarría, por
el avance incontrolado de los frentes
de cantera".
El
tema no hace otra cosa que reavivar un
añejo debate que puso una línea
divisoria en donde los protagonistas se
calzaron las armaduras y no hubo -a pesar
de que ése sería el rol
del Estado- quien terciara en la cuestión.
De
un lado, los defensores de la historia,
la cultura y la relevancia de las cuevas
-si es que aún persisten restos
de ellas- y del otro, los canteristas
y trabajadores mineros que vieron peligrar
sus fuentes de subsistencia. En el medio,
una ausente dirección de Minería
que utilizó la vieja práctica
de laisse fer, laisse passe.
"Los
productores mineros temen perder sus concesiones
mineras si se decide preservar sitios
de interés cultural y natural en
la zona de Reserva Fiscal. También
temen que el turismo limite su operatividad",
cita la nota de Vale.
Ultima voladura
La
práctica corriente dentro de esa
política del Estado fue la de mirar
para otro lado mientras todo se resolvía.
A
ojos de los canteristas -y en riguroso
off de record- ya no hay nada que permanezca
en pie desde hace al menos tres o cuatro
años. Y la histórica postura
había sido que la importancia de
las cuevas era menor respecto de las consecuencias
económicas que podría generar
la prohibición de explotar esas
canteras.
Para
los defensores de ese patrimonio sierrabayense,
todavía restan riquezas aunque
todas escondidas bajo las sorpresas del
suelo y -según denunció
puntualmente ante este Diario un viejo
estudioso del tema- hace menos de 10 días
"terminaron de volar lo que quedaba
de la cueva Santa Lucía".
Resta ahora -dicen- "defender aquello
que quede de la Matilde Catriel".
La
misiva a Solá solicitaba que "intervenga
personalmente, instruyendo a las autoridades
mineras de la Provincia para que convoquen
al necesario diálogo, para que
se detenga la destrucción de las
cavernas de Sierras Bayas y para que se
autorice nuevamente el desarrollo de las
investigaciones a cargo de los espeleólogos
argentinos. Con el fin de contribuir a
tranquilizar los ánimos, me permito
reiterarle que no existe ánimo
de excluir a la minería de las
consideraciones sobre Sierras Bayas y
que, llegado el caso, esta Federación
podrá aportar el concurso de sus
técnicos especialistas para el
éxito de una empresa que debería
ser multilateral y en beneficio de todos
los actores involucrados e interesados".
La vieja casa
El
pedido desesperado de los espeleólogos
apunta a que "de no implementarse
la protección de sitios históricos
y naturales, como por ejemplo las cuevas
de Sierras Bayas, estos desaparecerán
o serán seriamente afectados siendo
imposible su remediación futura.
La Cueva Matilde Catriel fue afectada
en su galería de acceso al igual
que otras cavidades por el avance de los
frentes de cantera. La casa de Matilde
Catriel volada y destruida tras su fallecimiento.
La imagen de San Cayetano emplazada en
lo alto del Cerro Aguirre tiene restringida
su visita por el uso de explosivos en
las canteras, los ambientes serranos próximos
a Sierras Bayas se encuentran profundamente
alterados o desaparecidos íntegramente
por explotación de roca como el
caso del Cerro Bola".
La
puja terminó ubicando del otro
lado -como si fuera una simple pulseada-
a los trabajadores mineros que han lanzado
en diversas ocasiones su reclamo en contra
de la preservación porque, decían.
"pone en peligro la fuente de trabajo".
Palabras más, palabras menos, también
ese fue el sistemático argumento
de algunos concesionarios de la explotación
minera.
"Ante
el evidente agotamiento del recurso minero
como sostén económico y
el impacto ambiental que provoca en el
ambiente serrano las explotaciones mineras
(daño paisajístico, contaminación
de suelos, alteración de ecosistemas)
algunos pobladores y autoridades locales
promueven un rescate de los lugares legendarios,
naturales e históricos que posee
Sierras Bayas y la preservación
del ambiente serrano, incluyendo a las
cuevas. El objetivo es favorecer junto
a la preservación del patrimonio
cultural y natural, el desarrollo turístico
en la región como nueva fuente
de recursos económicos. Distintas
propuestas incluyendo un tren turístico
que enlace Sierras Bayas con la cabecera
del partido, la Ciudad de Olavarría,
la creación de un parque histórico
en el sitio donde vivió Matilde
Catriel (la última tehuelche que
vivió en la región del cerro
Aguirre), se vienen promoviendo desde
1996 pero chocan con la férrea
oposición de los concesionarios
de canteras", reza la documentación
de los espeleólogos que han hecho
arduos trabajos de estudio y defensa del
patrimonio.
Atrás
en el tiempo, sin que el Estado provincial
haya intercedido en el tema, quedan los
trabajos de campo del Grupo Espeleológico
Argentino (GEA) que, por ejemplo, arrojaron
que "fueron observadas estalactitas
en estado de gestación y concreciones
coralinas que revisten gran parte de la
cueva (60 por ciento), en muy buen estado".
Y -según indica claramente el informe
espeleológico- "las restricciones
o impedimentos para trabajar en el área
solo permitieron al GEA realizar tres
campañas de estudio en los años
1998 y 2000, que dieron por resultado
el relevamiento de tres nuevas cavidades
y de una nueva galería en la Cueva
Matilde Catriel. En conjunto se mapearon
unos 85 m de galerías subterráneas
hasta la fecha".
Fuente:
Diario el El Popular.
Fotos: Carlos Sotille
www.sierrasbayas.com.ar
Julio 2004