El ferrocarril en Sierra Chica
Es posible que Don Pedro Pavón, enviado del
Gobernador Vertiz, fuera unos de los primeros españoles
en reconocer la zona de Sierra Chica, aunque alrededor
de 25 años antes, es decir, por el año
1747, el padre Tomas Falker, jesuita fundador de
la Misión y Reducción de Nuestra Señora
del Pilar, visito la zona. Sin embargo, existe otra
referencia anterior, hecha por Cristóbal
Cabral hacia el año 1741, cuando describió
los lugares en donde los aborígenes - de
filiación tehuelches septentrionales -tenían
sus paradores. Posteriormente, cuando los araucanos
invadieron este territorio, se mezclaron ambas razas.
Así, encontramos apellidos (o nombres) como
Catriel, Curá, Curupán, Requencurá,
Catricurá (origen chileno).
El
nombre que daban los aborígenes a la hoy
Sierra Chica era Pichi Mahuida o Cayrú.
El intento de poblar el paraje fracasó en
los adversos combates de Sierra Chica y San Jacinto,
frente a las tribus de Catriel y Cachul, Alsina,
se había propuesto terminar definitivamente
con los ataques de los aborígenes y recuperar
el territorio para el patrimonio nacional. Entre
sus medidas, estaba la de alejar las tribus de Catriel
y Cachul. Al primero, después de firmar un
tratado de paz, con fecha del 25 de octubre de 1856,
se lo comprometió a dejar las vecindades
de Sierra Chica y de Nievas; y trasladar sus tolderías
a la zona que el gobierno le adjudicaba. Pero Catriel
se sublevó en 1875, y se unió con
otros caciques provocando una revolución.
El
7 de marzo de 1885, fueron aprobados los planos
para el ramal de Sierra Chica, que es habilitado
al igual que el de Sierras bayas, el 16 de julio
de 1887. Cabe destacar que Sierra Chica no tiene
estación de ferrocarril y que pasó
por allí el ferrocarril provincial, además
del Ferrocarril del Sud. En ambas, poblaciones,
las canteras fueron fuente de vida y progreso.
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