Lo compartimos para recordar ese tiempo anterior a los acontecimientos
que hicieron que recordemos este lugar con dolor.
Vivero
en la sierra
Yo
voy soñando caminos
de la tarde ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!
Antonio
Machado
Domingo
Faustino Sarmiento - el gran propulsor de la educación, pero
también de la agricultura y la inmigración - alentó
la venida de hombres rubios que hubieran nacido del otro lado de los
Pirineos y quieran labrar las tierras vírgenes. Tuvo muchos seguidores.
La primera colonización organizada y exitosa que se llevó
a cabo en el país fue la que instaló en Santa Fe familias
de colonos suizos. A la zona de nuestras serranías también
llegó esta inmigración.
Desde Suiza vino Pedro Peloni y encontró en la falda de la sierra,
la tierra yerma ¡Qué entusiasmo habrá surgido en
él al ver este farallón pintoresco que protegía
del viento la excelente tierra donde pensó cumplir su sueño
de árboles!
Su familia estaba compuesta por sus hijos Ángela, luego Sra de
Robbiani, Homero y José, padre de Edith Peloni de Kees que aporta
estos datos y nos cuenta sobre el hermoso vivero que formó su
abuelo Pedro, al que muchos habitantes recuerdan y cuyo resultado es
un hermoso monte de variadas especies.
Pasaron muchos años...
El sol de la mañana se filtra a través del tupido follaje
de las araucarias y de los coloridos cítricos y hace llegar su
resplandor en franjas clarísimas hacia la vivienda allí
existente.
Avidas miradas de adolescentes recorren el predio. Son los alumnos de
la Escuela Agrotécnica a quienes se les cedió el lugar
para sus prácticas, luego de que perteneciera algunos años
al Ejército que realizaba allí sus maniobras.
Caminan por una calle interna entre una hilera de olivos, o pasan el
alambrado donde están los eucaliptus globulus (verdadero medicinal
que presenta dos tipos de hojas: juveniles ovales verde grisácea
y adultas muy largas, falcados) Alguno saborean los frutos de una hilera
de higueras o los desconocidos caquis (frutos color naranja con forma
de tomates).
En el parque algunas muchachitas sueñan bajo las araucarias o
cortan flores de magnolias, árboles importantes por su tamaño
allí emplazados.
¡Qué nostalgia sentirían si supieran que allí
hubo camelias como las que se encuentran en el parque de la casa del
vecino, Señor Iturralde!
Pueblan también el lugar las vistosas acacias de flores amarillas
y otras especies que no se tiene identificadas.
Cerca, como testigo mudo de una época de nuestra historia que
no queremos recordar... se encuentra un tanque de guerra abandonado.
Paradójicamente en su interior hay vida: nació y creció
un árbol.
Trabajo
sobre el monte Peloni de alumnos de la Escuela Media Nº 2